Aunque no os lo creáis no me gusta el sabor a cebolla y, menos en la tortilla, pero descubrí un día que con el ajo queda mas jugosa y no se le nota el sabor a cebolla. Así en casa los tengo a todos contentos ya que soy la única a la que no le gusta la cebolla.
Para dar la vuelta a la tortilla podemos humedecer la fuente con agua, así se deslizará mejor al pasarla a la sertén
INGREDIENTES:
Un kilo de patatas Una docena de huevos Sal Cebolla Ajo
PREPARACIÓN:
Pelamos y cortamos las patatas en láminas finas sazonándolas de sal. Tenemos al fuego una sartén con aceite no muy caliente y echamos las patatas. Picamos la cebolla y el ajo y las añadimos a las patatas después de removerlas, quedando la cebolla por encima para que se vaya pasando lentamente y no se queme. Batimos los huevos, sin olvidarnos de remover las patatas de vez en cuando. Ya frita la patata,, blandita y no tostada se mezcla con el huevo en el bol que lo hayamos batido. Retiramos el aceite de la sartén dejando solo un poquito, ni siquiera que cubra el fondo. La colocamos otra vez al fuego y, cuando esté bien caliente añadimos la mezcla de patatas y huevo, ahuecando un poco para que cuaje. Con la ayuda de una fuente le damos la vuelta cuando veamos que los bordes están dorados, sin esperar a que cuaje del todo ya que como tiene que pasarse también por el otro lado quedaría demasiado seca. Aunque eso ya va en el gusto de cada uno según guste mas o menos hecha. Humedecemos la sartén con una cucharadita del mismo aceite de freír las patatas, colocándola una vez más al fuego y, la pasamos de la fuente a la satén para que termine de pasarse por el otro lado. La tendremos al fuego unos segundos nada mas, ya que con la calor que queda en la sartén, dejándola reposar unos minutos ya termina de pasarse y no se nos quemará Ya está lista para comer.
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